Escuchamos el ritmo de nuestros latidos
al parecer nadie más los logra escuchar
parece completamente distinto lo que rodea,
lo que nos rodea como aquel hermoso mar.
Y mis manos comenzaron a hablar, a través de tus ojos,
tus ojos y mis ojos, que aunque invisible seamos
se sienten, atraídos con briza de mar, que detuvo,
detuvo un segundo el tiempo
desapareciendonos del resto
y dejando en la escena
solo nuestras miradas
teniéndose infinitamente
como el sonido de una oleada.
guille.
No hay comentarios:
Publicar un comentario