jueves, 29 de octubre de 2009

Cosa de Zapatillas


El otro día me encontré 5 mil pesos, y me compré un Cd
me aprendí las canciones y te las canté.
No te gustaron.

El otro día te lleve flores, pero resulta que eres alérgica a las flores.

El otro día sin querer te rompí tu maqueta y pise a tu gato.

El otro día me di cuenta que llevaba lo zapatillas alrevés, me las cambie
y todo marcha mejor, ahora se que prefieres las cartas con perfume de hombre,
y te gusta que te hable porque no canto bien.

El otro día viste unas zapatillas muy bonitas y las compramos para ti. Yo me compré
las misma hoy pero en color azul, y voy camino a tu casa para que salgamos a pasear
por el parque y que la gente diga que linda pareja les hace juego hasta las zapatillas.

Todo marcha mejor con zapatillas.


Guille.

viernes, 23 de octubre de 2009

A través del Arcoiris


Sentado bajo su sauce estaba, el joven duende, mirando el pequeño riachuelo,

la lluvia ya ha acabado y se formó un arcoiris sencillo y hermoso.

Corrió una brisa cálida, él se puso de pie y avanzo con pasos ligeros sobre

el arcoiris.


Desordenado como si la princesa hubiera jugado hace un momento, el arcoiris estaba lleno

de polvo de estrellas, dibujos, telas de colores y algodones suaves.

Al otro extremo del arcoiris duerme la pequeña, que por desordenada no pudo salir a jugar

otra vez. El duende sonrió al verla tan cómoda sobre su cama de tréboles.


Pero otro día, la pequeña de la ropa de color y pelo alocado, se pondrá sus pantuflas y caminará por el tejado para subir al arcoiris e ir a ver a su amigo el duende que descansa en su sauce.



GUILLE.

lunes, 19 de octubre de 2009

Toque de Queda

- Quédate, le dije.


Y la toqué.







Omar Lara.

lunes, 12 de octubre de 2009

Saber lo que piensas


En el momento en que nos callamos y nos miramos,

supe y oí lo que pensabas, a pesar de que yo sabía lo

que querías, dejé que la noche pasara.

Y ahora me arrepiento




GUILLE.

miércoles, 7 de octubre de 2009

En las alturas

Caminó por el borde del balcón, se puso a observar la ciudad.
- Te ves linda de noche, me has dado tantas cosas y no me parece que ahora seas cómplice de mi locura.

Se asomó, se acercó mucho a la rejilla y la baranda; después de un momento se subió a la baranda, y abusó de su buen equilibrio.

- Hay vida, he tenido muchas decilusiones, y hace un rato desperdicié al hombre que cambiaría mi triste existencia.

El chico que un poco desconcertado no entendía, no entendía porque ella lo ofendió así. De echo ella le había dicho antes que lo amaba.

- Es extraño, algo no me coincide, algo anda mal, será mejor que suba.

El joven llego a la puerta C del quinceabo piso, la puerta estaba abierta.
La vio enseguida, encaramada en la baranda.

-Noooooooo, por favor no.
-Tú, no pensé... pensé nunca que vendrías- lanzó un llanto camuflageado por felicidad .

-Por favor, bajate, hablemos.

La chica comenzó a bajar. su vestido flameó con el viento, corría mucho viento.

El joven lloraba en medio del departamento.
- Ligera cual pluma, suave acariciaste, dejaste tu voluntad al viento. Tu cuerpo yace en el suelo, tu alma me espera en lo eterno.





GUILLE.

viernes, 2 de octubre de 2009

Consuelo

Una dama, de respetable edad me pidió cuidara su lugar.

Trató de usar el teléfono público que estaba cerca, estuvo

buen rato pero al parecer no sabía ocuparlo. Volvió a su lugar

adelante del mío. De mi bolsillo saqué dos de las antiguas,

pero antes le pregunté si quería cambio, las aceptó y fue

por el teléfono otra vez.


Vestía pantalón de tela y chomba negra, son casi diez y media,

me queda un largo camino. Olvidemos a la dama; porque me giré

por curiosidad. Niña veinteañera, semejante a mi situación.


Su telefono irrumpio el no silencio, de todas formas contestó. Habló

muy poco, su rostro se entristeció. Recibió varias de esas llamadas,

al parecer cada una la dejaba peor, casi en la última comenzó a llorar.

Me dió un poco de pena y la observé, cuando colgó se dió cuenta que yo la

miraba y me abrazó con fuerza buscando consuelo. No supe porque lloraba.

Guille.


Cuando la Música Acabe