Otro Cadáver En Mi Camino

Ya es lunes y como de costumbre estaba con el tiempo en contra, y la canción de Guns N’ Roses logró despertarme, pero en segunda instancia.

En fin, ya iba tarde y no me hacía problemas por aquello. Al salir para comenzar con el primer día de la rutina de la semana, te vi. Pero ya no eras el mismo, nunca pude conocerte mejor.

Vivías bajo mi techo, pero te mantenías alejado, yo te alimenté y siempre hubo de tu parte una señal de respeto pero de forma indiferente.

No sentí pena por ti. Tu cuerpo casi fresco delataba que tu muerte había ocurrido hace pocos momentos.
Aunque no tuviéramos lazos, siempre existirá en mi un sentimiento de compañerismo; no importa que no te conociera, solo me preocupé de impedir que, aunque muerto ya, siguieran humillándote los vehículos.

Me detuve a esperar el transporte que me llevaría nuevamente a la rutina que pronto acabará. Y tomé conciencia de lo peligrosa que resulta ser la jungla de cemento. Sentía pasar los vehículos más veloces que de costumbre. Tomé la precaución de mantener un poco la distancia del rapidísimo trafico, pero solo por hoy, porque de costumbre no lo hago.

En el camino a la rutina, pensé todo lo que podría escribir ahora, mientras reventaba en mis tímpanos canciones de Radiohead que nunca antes había escuchado, pero sin embargo eran perfectas para la situación.
Y me quedé dormido como de costumbre también, y te olvidé. Porque nada nos vinculaba y tampoco hicimos el intento de establecer lazos.

Ahora solo se que mi vida sigue después de este pequeñísimo alto, y que tú permanecerás en el lugar donde te dejé, hasta que alguien quite tu fallecido cuerpo, porque no me siento con la obligación de hacerlo.

Y al diablo con lo que dicen, eso de hoy por ti, mañana por mi. Porque en este caso si yo estuviera en tu lugar, muerto en medio de la calle, tu no serías capaz de ayudarme, porque no eras humano.





No todo es color de rosa, pero si evitamos lo malo, ¿sería acaso más agradable el momento que vivimos?
Guillermo.